domingo, 7 de abril de 2019

Balcón en peligro

En el renombrado edificio “Los 3 linces” ha ocurrido un accidente tan trágico como insólito. Nunca se ha presenciado un acontecimiento tan absurdo como el que sucedió ayer por la madrugada. Probablemente, este bochornoso suceso se va a quedar impregnado en la memoria de Uriel             González -El protagonista de este relato –como una garrapata al pelaje de un canino.
El hecho ocurrió alrededor de las 12: 30a.m de la madrugada, y despertó a todos los residentes del establecimiento, quienes dormían plácidamente hasta que escucharon el ruidoso sonido de los mariachis que se encontraban debajo del balcón de Aída Blanco. Junto a los estruendosos músicos se localizaba Uriel Gonzales –Un hombre mexicano, de 26 años de edad -, cantando desafinadamente una tonada romántica dedicada a la dueña del balcón.
Los vecinos se amontonaban en las ventanas de sus casas para ver a Romeo cantándole a su Julieta. La señora Murray, que vivía un piso más arriba que la señorita Aída, comentó que, una vez concurrido los poderosos aullidos que soltaba el muchacho, él le preguntó esperanzado si quería ser su novia. La damisela en la torre se rehusó rotundamente a esa petición. El bagre no se rindió hasta que la chica se negó seriamente a su suplica. Cuando la palabra «No» salió de la boca de su amada, una lluvia de estrellas fugaces, provenientes del suelo, se elevaron hacia el manto azul estrellado que yacía sobre sus cabezas.
Uriel aclaró en el juzgado, esta mañana, que el show de luces estaba programado para cuando ella aceptara la propuesta, porque él estaba casi seguro de que Aída iba a decir que sí.
Los fuegos artificiales salieron disparados hacia el cielo, llenándolo todo con una explosión de miles de estrellas efímeras. Colores de todo tipo pintaban las alturas. Uriel trató de detener al dragón escupe-fuego varias veces. En un intento desesperado, el gran caballero tropezó con uno de los lanzadores; provocando que uno de los fuegos artificiales se dirigiera hacia el balcón de Aída. Ella esquivó con gran agilidad el golpe y, aunque salió ilesa, desafortunadamente, la superficie en la que ella estaba posada, no.
Además de los vecinos del edificio, se encontraban los que vivían enfrente de Aída. El padre de una familia de cinco personas fue entrevistado, y nos informó: “Cuando todo esto sucedió, mi esposa, mis tres hijos, y yo, estábamos observando el espectáculo divertidos; pero, cuando vi el balcón estallar en miles de pedacitos, el pánico me invadió y me paralicé por unos segundos; pero luego volví a la realidad y mandé a mi hijo mayor a llamar a la policía”. Esta familia no fue la única en el vecindario que contactó a las autoridades.
En este momento, Aída y Uriel están en juicio, debido a que la chica pidió una orden de restricción contra su enamorado, además de exigirle que le pague los daños que había causado. El aún conquistado muchacho, no tendría problema alguno en poner la plata. Su única condición es que no le arrebaten a su princesa.


Esta foto fue tomada por un hombre que pasaba por la calle donde ocurrió el echo