martes, 22 de mayo de 2018

El Gremlin

Hace 30 años. cuando trabajaba en la veterinaria de mis padres, sucedió algo que cambió mi vida por completo. Desde ese día nunca volví a ser el mismo. Mi nombre es Thiago, y hoy les voy a contar lo que paso.
 Todo empezó un dí como cualquier otro. La veterinaria en la cual trabajaba era bastante conocida, personas de todo el distrito traían a su mascotas. El 21 de marzo no hubo muchos clientes. Eran las siete cuando cerré (Era de noche porque en el invierno oscurece temprano). Guarde todas mis cosas en mi bolso y me dirigí hacia la puerta. Cuando la abrí, había una caja de zapatos con agujeros en la tapa. Supuse que estaba vacía, pero por mas que quise aclarar mis dudas, mi esposa me estaba esperando en casa con una noticia para darme, así que decidí dejarle en la mesa del consultorio. Mañana la vería.
 Los veinte minutos que tenía que recorrer desde la veterinaria hasta mi casa, me los había pasado pensando en qué sería lo que tenía la caja en su interior.
 Cuando llegué a mi casa, una caja de zapatos con agujeros en la tapa me esperaba en la entrada. Era exactamente igual a la que había aparecido en la veterinaria, pero no podría ser esa, me acordaba perfectamente que la había puesto sobre la mesa. Pensaba que había sido pura casualidad, así que la lleve adentro conmigo.
 Mi esposa estaba hermosa, como siempre. Traía un vestido largo y rojo. Había preparado la cena con velas y estaba todo el piso cubierto de pétalos.
 Mientras comíamos, yo le contaba lo que había ocurrido ese día. Parecía que me escuchaba, pero su mirada estaba perdida, como si quisiera contarme algo, pero mi parloteo no la dejaba. Como desearía haberla escuchado en ese momento. Daría cualquier cosa por despertarme a la madrugada y escuchar sus ronquidos, que según ella no tenia. Pero ahora ya es tarde.
 Cuando terminé de relatar mi día, ella se dispuso a hablar. Pero, apenas abrió la boca, un sonido previno de la cocina, donde había dejado la caja. Miranda y yo fuimos a ver que pasaba. Prendimos la luz y la caja estaba en el suelo y vacía. Se empezaron a escuchar risas y pasos que paseaban por toda la casa. De una punta a la otra. Un rasguño se iba formando e mi espalda lenta y dolorosamente. Después, en mis brazos y piernas.
 Nunca llegaba a ver qué era lo que producía esas heridas, era demasiado rapido y tampoco se dejaba ver.
 Escóndete-le grité a Miranda- yo voy detrás
 Ella salió corriendo y subió las escaleras y  yo la seguí de espaldas y con una raqueta de tenis en la mano.
 Entramos en el primer cuarto. Era un lugar donde colgábamos los sacos y camperas de abrigo, entre otras cosas. No queríamos prender la luz por miedo a que esa cosa se diera cuenta de donde estábamos.
 Había decidido enfrentar lo. Antes de abrir la puerta, Miranda me tiró del brazo, me da un beso y me susurró suavemente al oído:"Estoy embarazada". No sabía que decir. Esa noticia me había dejado sin palabras. Me acuerdo que prometí cuidar a mi esposa y a mi futuro hijo más que a mi propia vida.
 Si hubiera sabido, si solo me hubiera imaginado que ese monstruo no iría tras de mí. Si hubiera subido más rápido las escaleras cuando la escuché gritar o si hubiera llamado más rápido al hospital, tal vez ella estaría aquí, conmigo. en este momento. 
 Cuando escuche ese chillido que venía del primer piso, corrí más rápido que la luz y al llegar allí, en el suelo, con el abdomen abierto. Todavía me acuerdo sus ultimas palabras: "Te amo".
 Después de eso, no supe nada mas de ese animal, del "Gremlin". Un tiempo después me puse a investigar sobre casos parecidos al mio. Un se extraño de mas o menos 20 centímetros de altura se presenta a los hombres o mujeres que están por tener un hijo, luego mata al niño y desaparecen...".
 Ayer fui a la casa de mi hermana para felicitarla por su futuro hijo y, cuando llegué, había una caja de zapatos con agujeros en la tapa en la puerta de la entrada...